Plantas acuáticas
Breve reseña. En todo Jardín Botánico importante existe un sector destinado al cultivo de las plantas acuáticas.
En todo Jardín Botánico importante existe un sector destinado al cultivo de las plantas acuáticas; en el nuestro, la colección correspondiente se ubica en fuentes y estanques situados detrás del Museo Botánico. Se pueden diferenciar dos grandes grupos de vegetación: hidrófila (plantas acuáticas propiamente dichas) y helófila (plantas amigas del agua, poseen una parte aérea y otra acuática), que a su vez admiten la distinción a su interior en nuevas categorías. Así las hidrófilas se subdividen en sumergidas, flotantes libres y flotantes que arraigan y las helófilas en palustres, uliginosas o anfibias según el nivel de agua en el suelo.
Entre las hidrófilas presentes cabe mencionar a varias especies nativas sumergidas como Egeria densa “Helodea”, Myriophyllum aquaticum “Cola de zorro”, Cabomba caroliniana “Cabomba”, etc. usualmente empleadas para ornamentar peceras (plantas oxigenadoras); Salvinia auriculata “Acordeón de agua”, Lemna valdiviana “Lenteja de agua”, Pistia stratiotes “Repollito de agua”, Azolla filiculoides “Helechito del agua” y Eichhornia crassipes “Camalote”, todas ellas flotantes libres; respecto a las flotantes que arraigan dentro de un gran número de especies se destaca claramente el género Nymphaea, este género abarca decenas de especies originarias de regiones tropicales y templadas (solo dos especies son nativas N. amazonum y N. prolifera). Bajo cultivo debido a su belleza, que el pintor francés Monet plasmó en sus cuadros, existen en el mundo muchas variedades e híbridos; en el Jardín Botánico se cultivan ya desde hace décadas especies de flores blancas, amarillas, rojo purpúreas, azules, celestes. Entre las flotantes arraigadas nativas se pueden citar Nymphoides indica “Camalotillo”, Hydrocleis nymphoides o Ludwigia peploides subsp. montevidensis “Enramada de las tarariras”
En relación a las helófilas resalta en cultivo una mata de Cyperus papyrus “Papiro”, planta de gran trascendencia en la antigüedad propia del Mediterráneo y diversas especies indígenas como Equisetum giganteum “Cola de caballo”, Echinodorus grandiflorus “Cucharón” ambas con valor medicinal, Sagitaria montevidensis “Flecha de agua”, etc.
Nino Nicoli